En
este capítulo se refleja como son de poderosas las redes sociales,
específicamente Youtube y Twitter, que hicieron que el secuestro de la
princesa, de Facebook, Susannah se volviera un completo viral en toda Gran
Bretaña y a nivel mundial.
Todo
empieza cuando el Primer Ministro recibe una llamada en la cual se le informa
sobre el secuestro de la princesa. Y que el secuestrador ha subido un
vídeo a Youtube donde aparece Susannah atada a una silla leyendo, entre lágrimas, los
requerimientos que se piden para su liberación.
Todos
imaginamos que cualquiera pediría dinero, que es lo más común, en un secuestro.
Pero este sujeto no busca su satisfacción económica, si no la humillación del
Primer Ministro, a quien se le pide que ese mismo día a las 4:00 pm debe hacer una transmisión en
vivo, en todas las cadenas de televisión, en donde aparezca él sosteniendo
relaciones sexuales con un cerdo.
En
un primer momento el Primer Ministro, en estado de negación, piensa que todo es
una broma, pero todo es 100% real. En un intento desesperado para que nadie se
entere del tema manda a eliminar todo tipo de rastro del vídeo y que el caso se
mantenga en secreto.
Cosa
que ya no es posible ya que a pesar de haber eliminado el vídeo original de
Youtube, muchos usuarios ya lo habían descargado y vuelto a resubir en
reiteradas ocasiones. Y agregándole a eso que en Twitter, el tema ya se había
vuelto Trending Topic Mundial.
Ante
todo este caos, y la negación del Primer Ministro a realizar el acto, se
intentó solucionar el tema de varias formas como el de contratar a un actor y
con una pantalla verde, con efectos especiales, se engañaría al secuestrador.
Grave
error que fue descubierto y en señal de amenaza, el sujeto envía un dedo, que
“aparentemente” era de la princesa, junto a un USB en donde él indicaba que no
hicieran trampas seguido de la escena en donde, supuestamente, le corta el dedo a Susannah.
La
cadena de televisión UKN emite el vídeo mandado por el secuestrador y la población
se alarma más sobre el caso, expresándose a través de Twitter y apoyando con
más del 80% de aprobación a que el Primer Ministro debe cumplir con el pedido
del sujeto.
También
se logra rastrear la ubicación de donde se subió el vídeo y mandan a un equipo
especializado a neutralizar al secuestrador, pero todo resulto ser una trampa y
sólo encontraron un maniquí.
Y
llegamos a la situación final en donde el Primer Ministro, contra su voluntad,
pero sin opción cumple con el pedido del secuestrador y empieza a tener
relaciones sexuales con el cerdo en vivo por todas las cadenas de televisión de
Gran Bretaña.
Lo
que para todos, los espectadores, que estaban reunidos en bares, en hospitales,
en casa expectantes a ver lo que sucedía tomándolo con gracia, cambio de una manera
drástica cuando empezó el acto desagradable. Los rostros de felicidad y alegría
se convirtieron en lamento y pena.
Una
vez acabado todo la princesa es hallada en el puente de la ciudad, y se le
informa al Primer Ministro que Susannah fue liberada y esta con vida. Después
de eso podemos ver como un sujeto que estaba viendo la trasmisión en un
televisor pequeño y en un rebaño se
termina ahorcando.
Lo
paradójico de esto fue que Susannah había sido liberada 30 minutos antes de
comenzar la transmisión pero nadie lo noto, por el simple hecho de que el
secuestrador había manipulado a todos a estar pendientes al 100% de la
humillación del Primer Ministro.
Al
final, después de lo créditos, ya paso un año de lo sucedido y el Primer
Ministro luce como si nada hubiera pasado al lado de su esposa, su popularidad
aumentó en un 3%. Todo parece felicidad ante las cámaras pero al momento de
entrar a su domicilio, notamos que su esposa le es indiferente al Primer
Ministro, deduciendo que aún se encuentra golpeada por lo sucedido hace un año.
En
conclusión, las redes sociales pueden volver viral un tema, con una facilidad
increíble, en un par de segundos pero así como rápido se expande el rumor y la
noticia. Así de rápido se olvida, hasta que deje de verse interesante y su
morbo pierda el interés que buscan los internautas.
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